Fue en 2010 cuando todavía no sabíamos decir «educaciones centrífugas» cuando nos planteamos ese entrelazar entre escuela y comunidad, entre conocimientos escolares y saberes populares y para ello que mejor que conocer las historias orales de su barrio usando otros sentidos distintos…, otras formas de conocer diferentes al pensar y solo pensar.
Ocho años después y tras diversos baluceos pudimos ir hablando de educaciones centrífugas: Mientras sea obligatoria, el trabajo en la escuela será el de flexibilización de estructuras para permitir aperturas centrífugas. Esta forma facilita el poder trabajar sin determinar a priori los contenidos y las relaciones, rompiendo la consideración de tomar a las personas como objetos y dando relevancia a los sujetos en diálogo y, por lo tanto, a los sujetos colectivos. Se pasa de la simpleza del 0/1 (“todo es una necesidad”, sí o no) a la complejidad de satisfacer de diversas maneras una misma necesidad, o que un satisfactor pueda valer también para satisfacer varias necesidades. Se pasa de las técnicas y herramientas prediseñadas y que valen para cualquier contexto a las técnicas y herramientas elaboradas con un grupo humano en concreto y para los problemas a resolver. Se abre la posibilidad de incorporar los saberes populares, los saberes del entorno… en todos estos debates. La comunicación se complejiza al percibir, en lugar de preponderantemente con dos sentidos (la vista y el oído, base de la Sociedad del Espectáculo), a aguzar los 13 sentidos, y se pasa de la falta de ética a la ética de la comprensión. Es por todo esto que para poder ir construyendo colectivamente una escuela centrífuga, hay que entender la escuela como una herramienta convivencial.
Si quieres saber más sobre las educaciones centrífugas https://ilusionismosocial.org/pluginfile.php/4590/mod_resource/content/2/educaciones_centrifugas.pdf
Para ver el cuaderno: COLOREANDO LA HISTORIA ORAL https://drive.google.com/open?id=1CK6e92Df8srZBkg5e3BcNyZ6wX4rv98k